Ecuador enfrenta una o más etapas de la penetración del crimen organizado trasnacional. De acuerdo con Peter Lupsha, el crimen organizado presenta tres etapas en su desarrollo: 1) la predatoria: las bandas criminales están en la estructura de pandillas que no amenazan al Estado y son fácilmente controlables por la seguridad; 2) la parasítica: el crimen organizado corrompe al Estado y tiene complicidades dentro de este, permitiendo llevar a cabo el negocio de manera exitosa; pero, el crimen y Estado son dos entidades diferentes; y, 3) la simbiótica; el crimen organizado se apodera del Estado y este se pone al servicio de la delincuencia. Por ello, el crimen organizado y el Estado son prácticamente lo mismo. Bajo esta clasificación y, deduciendo de los casos de corrupción que tenemos en nuestro país -algunos resueltos con sentencia- como: Metástasis, Plaga, Purga, entre otros; sumemos a estos el último “caso ligados”; podemos colegir que estamos finalizando la fase dos y haciendo las tareas para ingresar a la tercer, la consolidación del estado de corrupción bajo el régimen criminal denominado “narcoestado”.
Ejerciendo un sistema transversal está la corrupción que, visibilizada como mafias, operan en casi toda la estructura del Estado. Los chats del ex Consejero Verdura, demuestran con claridad meridiana, el sistema de operatividad de dichas mafias. Tiene su propio modo de operar. Una estructura jerárquica en la que la lealtad y el respeto al jefe mafioso es fundamental. El secreto y el silencio son parte del código de honor. A la hora de defender sus intereses, la mafia actúa sin escrúpulos, valiéndose de cualquier medio. Usa la violencia y la intimidación para zanjar las diferencias internas, eliminar rivales, controlar territorios y aumentar su poderío. A escala global, la corrupción de los estados mafiosos constituye una amenaza ante la cual hay pocas respuestas efectivas. Este nivel de corrupción no solo constituye una amenaza para la democracia, sino también para la seguridad internacional.
Con estas reflexiones nos preguntamos, ¿podrá la democracia expresada en las urnas cambiar esta dura realidad? quizá sirva, pero no es suficiente, debemos ir al cambio verdadero y para ello, solo la unidad del pueblo permitirá volver al estado de derecho integral; para que esto suceda les deseamos: …buen viento …y buena mar.
Lenin Paladines Salvador
leninb14paladines@gmail.com