La reactivación económica es una tarea urgente para el Ecuador; pero, lamentablemente, los resultados de los últimos años han sido desalentadores. Las proyecciones de las cifras de crecimiento del PIB, para este 2024, no superan ni siquiera el uno por ciento. Ningún crecimiento económico será posible sin que existan importantes niveles de inversión en la actividad productiva; pues, esta produce lo que se denomina un «círculo virtuoso».
La actividad productiva, favorecida por la inversión, adquiere materias primas e insumos; contrata mano de obra y disminuye las tasas de desempleo; aumenta el ingreso de las familias, favorece el consumo, mejora la calidad de vida y crece el ahorro; el Estado mejora la recaudación tributaria de los contribuyentes, cumple su misión y demanda mayores cantidades de bienes y servicios. En el proceso descrito se generan recursos económicos, que van a incrementar la inversión y reproducir este «circulo virtuoso».
Con un Estado quebrado como el del Ecuador, por más que existan las mejores intenciones de sus gobernantes, la inversión pública no es posible. Si hemos de lograr la reactivación económica esta será posible en la medida en que exista inversión privada, tanto nacional como extranjera. El problemita es que la inversión privada solo es posible si es que en el país existe «seguridad jurídica», que no es otra cosa que el derecho que se fundamenta en el respeto a la Constitución y en la existencia de normas jurídicas previas, claras, públicas y aplicadas por las autoridades competentes. No tenemos seguridad jurídica, aunque sí mucha politiquería y corrupción. ¡Qué tristeza!
Gustavo Ortiz Hidalgo
gortizhidalgo@yahoo.com