Lejos del convencionalismo puro que representa la fe, esta irreverencia religiosa, inevitablemente caló y marcó lo que sería el papado más progresista. Y más allá de sacarla de contexto, literalmente se refería a una invitación a dejar de ser una iglesia de templos y salir a las calles; de romper protocolos innecesarios y acerarse a la gente; y de intentar (por lo menos) romper el Statu Quo que aún nos rige, ya sea en la fe, en la política o en la sociedad.
A veces la muerte sacude mucho más que la vida, seguramente por eso no reaccionas hasta que un hecho traumático te haga despertar; a esto se refiere la frase: “Hasta que no te pase a vos, no vas a entender”. Y comprender que las causas justas son las causas de todos, se escribe simple pero se hace imposible, y en tiempos violentos como el que vivimos, las causas colectivas van desapareciendo.
Difícilmente en un “Estado de Guerra” vas a aunar causas, allí la supervivencia es ley de vida, y el individualismo el modus vivendi. No tienes tiempo para hacer lío, solo para sobrevivir.
Entonces allí el desafío católico-cristiano que te pone tu fe. En medio de tanta opresión, del hostigamiento y la persecución, revelarte o al menos mantenerte consecuente con lo que crees, eso es Hacer lio.
Una invitación a no claudicar en tus ideales, a mantener la rebeldía con causa, y defender la justicia, la ley, el orden y a tu sociedad. Una invitación a que no solamente transites por esta vida, sino a que la trasciendas, y en ese único espacio que tienes entre nacer y morir, en esa única oportunidad que existe para hacer algo, que ese algo sea lo humanamente correcto.
Jorge Ochoa Astudillo
jorge8astudillo@gmail.com