El libro…el mejor amigo

El 23 de abril, el mundo hispanohablante recordó a Miguel de Cervantes Saavedra, para muchos, el más grande escritor de todos los tiempos en lengua Castellana, con su novela “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha” que, según estadísticas es el libro más vendido en el mundo, después de la Biblia. Ese día, de 1616, falleció el novelista y, para honrar su memoria, se celebra el Día del Castellano y el Día del Libro. En Inglaterra, ese mismo día, dejó la vida terrenal, otro gigante de la literatura universal, William Shakespeare, autor de muchas obras, sobre todo de teatro, llevando la delantera, y largo, su tragedia “Romeo y Julieta”.

Cuando hablamos de la amistad, pensamos en ese sentimiento de nexos muy sólidos y fuertes entre dos o más personas que están dispuestas, si el caso amerita, a realizar actos de gran proyección solidaria como testimonio de su afecto. Pero, intelectualmente, cuál es nuestro mejor amigo, sin duda el libro, porque en él encontramos todo cuanto necesitamos saber; sus hojas están llenas de ciencia, arte, cultura, sabiduría, orientaciones y está dispuesto para estar junto a nosotros en todos los momentos de nuestra vida y nunca se aburre de acompañarnos. A veces lo conservamos muy bien con un elegante forro, otras lo tenemos desecho, con hojas rotas, hasta sucio, pero está junto a nosotros.

De conformidad con investigadores sobre temas educativos “leer en papel y escribir a mano generan más actividad cerebral y aprendizajes significativos”. Es obvio, porque el mismo hecho de tener el libro entre nuestras manos, nos permite un acercamiento fraternal y emotivo, disfrutar de cada hoja, subrayar lo más importante, la verdad que es emocionante. Muy diferente a leer en un celular o en un computador o en cualquier otro dispositivo en donde parece que la relación fuera solo de un compromiso frío y estrictamente necesario. Igual cuando escribimos a mano, ese contacto de nuestro esferográfico con el papel nos hace sentir como que escribiéramos con el corazón.

Maestros: hagamos que nuestros niños y adolescentes tengan el hábito por la lectura y escriban a mano sus experiencias, para que no pierdan esa fruición espiritual del contacto directo con la cultura.

Darío Granda Astudillo

dargranda@gmail.com

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