En pocas semanas iniciarán formalmente las estrategias de comunicación para las próximas elecciones presidenciales y de asambleístas en Ecuador. Se escucharán mensajes de cambios y mejoras para posicionar a los candidatos. Así ocurre antes de cada sufragio, y siempre queda la expectativa del cumplimiento de las ofertas.
Las entrevistas e interacciones se multiplicarán para consolidar a los contendientes. Algunas personas ya son conocidas públicamente y puede resultar una ventaja, pero un marketing bien conducido logrará que incluso temas controvertidos terminen ganando las preferencias.
Frente a la necesidad de un consumo crítico de los contenidos mediáticos en las campañas electorales, se insiste en la formación de los ciudadanos a cargo de los partidos y las organizaciones políticas, de la mano de las autoridades de regulación, sin embargo, no hay procesos sostenidos.
Hay agrupaciones cívicas y ONG´s que desarrollan proyectos, como escuelas de formación, que requieren de contrapartes para continuar, sin ello estas iniciativas son intermitentes y no derivan en trayectorias de servicio público.
Falta que se articulen las voluntades de los líderes para sostener espacios permanentes de concienciación cívica popular que logren audiencias responsables, que sobre la base de sus competencias lean críticamente los anuncios que circulan en las campañas. Es una tarea que convoca a los votantes, de la guía de los políticos. A lo que ejecuta el Consejo Nacional Electoral, la sociedad civil y algunos partidos debería agregarse la mayoría ecuatorianos que aspiran avances positivos, y saben que una de las primeras acciones es asumir el derecho del voto.
Abel Suing
arsuing@utpl.edu.ec