Al calor de las elecciones en EE.UU. me pregunto: ¿Y si Epicuro se presentase a las elecciones? ¿Lo votarían? Veamos que propondría.
Epicuro creía que la felicidad y la tranquilidad del alma eran los objetivos más importantes en la vida. Para él, esto significaba llevar una vida sencilla, libre de preocupaciones innecesarias y centrada en el placer moderado y la amistad. Ahora, si mirara a los políticos actuales, probablemente se rascaría la cabeza, preguntándose por qué tantas personas se dejan atrapar por las luchas de poder, la corrupción y las ambiciones desmedidas.
Diría que los políticos modernos parecen estar muy alejados de la verdadera búsqueda del placer y la eliminación del dolor. Epicuro enfatizaba la importancia de la autarquía, es decir, la autosuficiencia y la independencia de los deseos materiales y externos. Pero, ¿qué vemos hoy? Políticos envueltos en escándalos, buscando siempre más poder, más dinero, más reconocimiento. Probablemente nos señalaría que este enfoque está condenado a generar más infelicidad y ansiedad, tanto para ellos como para aquellos que los siguen ciegamente.
Además, el filósofo subrayaría la importancia de la comunidad y la amistad verdadera. En una era donde la polarización y el conflicto parecen ser la norma, Epicuro nos recordaría que la vida buena se basa en relaciones genuinas y en la cooperación, no en la confrontación constante.
En resumen, nos invitaría a reflexionar sobre nuestras prioridades y a considerar si la vida política moderna realmente contribuye a nuestro bienestar y felicidad, o si más bien nos aleja de ellos.
Victoriano Suárez Álvarez