El respeto a los que piensan diferente

Hace pocos días, el expresidente de Uruguay, José Mujica, en una entrevista, con el talento que caracterizan su personalidad, sostuvo, entre otras cosas, que “el fundamento de la democracia es el respeto a los que piensan distinto”.

Estas expresiones, con las que están identificados los grandes pensadores, constituye el cimiento de la verdadera democracia y el eje de la tolerancia, es decir, del “respeto a las opiniones, ideas o actitudes de los demás, aunque no coincidan con las propias”.

Lamentablemente en nuestro país el derecho a opinar libremente se está volviendo cada vez más restringido, irrespetado y coaccionado a la violencia verbal y escrita contra los medios de comunicación, los intelectuales y los periodistas que han criticado los abusos y actos de corrupción de ciertos personajes de la política.

Esta desconcertante situación de la inteligencia y la razón que la arrastramos a través de los siglos y que implacablemente corroe los valores esenciales de la democracia, debe ser erradicado y combatido con razones y argumentos. De lo contrario se corre el riesgo de generar conflictos, violencia y ambientes tóxicos.

Pienso que opinar con libertad y expresar las cosas que uno piensa con respeto y por supuesto con la verdad, es un derecho que nadie ni nada lo pueden coartar, porque constituye uno de los primeros derechos de la democracia.

Es cierto que, con las nuevas tecnologías de la comunicación, se está permitiendo que expresemos nuestras opiniones en forma fácil y casi libre, pero nos están llevando al abuso. Sin embargo, hay   que hacer una pausa para reflexionar, dialogar, educar, intercambiar ideas y abrir un debate en torno a este delicado asunto.

Jaime A. Guzmán R.

jaimeantonio07@hotmail.es>

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