Ecuador se encuentra nuevamente en la recta final de un proceso electoral decisivo. El país, marcado por años de inestabilidad política, inseguridad y desconfianza institucional, clama por certezas. Certezas que vayan más allá de promesas vacías y que se reflejen en propuestas concretas, viables y, sobre todo, honestas. Lo que Ecuador necesita hoy es liderazgo con responsabilidad, visión a largo plazo y un compromiso real con la justicia, la transparencia y la paz.
La ciudadanía exige seguridad en las calles, empleos dignos y servicios públicos de calidad. Pero también requiere seguridad en otro sentido: confianza en que sus gobernantes cumplirán con la palabra empeñada, que actuarán con ética y que priorizarán el bienestar colectivo sobre los intereses particulares o partidistas.
Lo que el país no necesita y rechaza cada vez con mayor fuerza son las mentiras disfrazadas de campañas, los discursos demagógicos, el populismo de última hora y el oportunismo electoral. No se puede construir una democracia sólida sobre la base del engaño. Cada mentira dicha en campaña es una traición anticipada a la esperanza ciudadana.
Este tramo final debe ser una oportunidad para que los candidatos demuestren madurez política, respeto al electorado y coherencia entre lo que dicen y lo que han hecho. Ecuador necesita verdad, responsabilidad y menos espectáculo. Porque el futuro del país no puede seguir hipotecándose por intereses coyunturales ni por juegos de poder. Es hora de apostar por la verdad, por las certezas, por un proyecto serio de país.
Daniel González Pérez
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