El desinterés y la falta de compromiso hacia la educación de la niñez y la juventud son preocupaciones crecientes que amenazan el futuro. A lo largo de la historia, la educación ha sido vital para el desarrollo de las sociedades, siendo defendida por figuras como Platón, Sócrates, Rousseau y Kant, no se ha logrado captar el interés de los jóvenes por la educación ni hacer que el proceso educativo sea más relevante y significativo. Esta falta de motivación se refleja en altos índices de abandono escolar, bajos niveles de rendimiento académico y dificultades para acceder a la educación superior.
El impacto del desinterés juvenil en la educación es significativo a nivel individual y social, afectando la empleabilidad, el acceso a oportunidades educativas y contribuyendo a problemas como el desempleo y la delincuencia.
Sin embargo, esta situación también puede ser vista como una oportunidad para reinventar el sistema educativo y encontrar nuevas formas de involucrar a los estudiantes en su aprendizaje.
Considerando estrategias como: implementar y mejorar los recursos tecnológicos e infraestructura de las escuelas, el fomento del uso responsable de la tecnología, el enfoque en las pasiones individuales, la oferta de carreras técnicas en los colegios, la ampliación de cupos o implementación de centro de formación superior, la gamificación, y la colaboración entre educadores, familias y comunidades pueden ser clave para abordar este problema de manera efectiva.
En conclusión, el desinterés juvenil en la educación es un problema complejo que requiere atención especial. Con un enfoque en la innovación educativa y la colaboración entre diferentes actores, es posible garantizar que todos los jóvenes tengan la oportunidad de tener éxito en su educación y contribuir al desarrollo de la sociedad.
Alejandra Jiménez Campoverde
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