¿De qué lado se ubica usted?

Pocas, muy pocas veces en la historia reciente de nuestro país, hemos permanecido unidos. Y hay pocas cosas sobre las que la generalidad de la población puede cerrar filas. Por supuesto que somos diversos, y que las diferencias pueden ser irreconciliables. Claro que estamos divididos, y hasta polarizados muchas veces. Nuestro pasado es una sucesión de desigualdades e injusticias que no han sido curadas con el tiempo; son heridas añejas sobre las que unos suelen verter mucho encono y otros un poco de alivio. Padecemos las enfermedades del mundo, no somos una isla. Nos golpea la pobreza en la cara, la necesidad extrema empuja a los hijos de este país a la degradación, inclusive, por sobrevivir. Las escuelas están en muchas partes, pero no en todas. La universidad se abre para muchos, pero no alcanza a todos. En este país, sobre todo en tiempos electorales, a los pobres les quitan su condición de personas para darles la condición de problema. Se nos suele olvidar que al presente lo hizo el pasado inmediato, pero también el anterior a ese lugar al que no siempre quieren ver. La política no es el terreno propicio para clamar unidades, porque la unidad política trae consigo muchos compromisos que hipotecan el futuro común. Hay intereses contrapuestos, sentidos del mundo contrapuestos, prioridades contrapuestas. Hay quienes necesitan al Estado como boya para no perder la vida, ni la de sus hijos, y hay quienes necesitan al Estado para no perder su estatus, para no dejar en riesgo sus privilegios, para cuidar el beneficio privado. Hay diferencias que son de vida o de muerte, y hay que saber de qué lado ubicarse.

Pablo Vivanco Ordóñez

pablojvivanco@gmail.com

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