La semana anterior se realizó en nuestro país la edición 28 del Seminario Internacional Problemas de la Revolución en América Latina con la participación de 50 organizaciones políticas y sociales de América y del mundo.
Entre sus conclusiones se establece que el mundo vive el momento más conflictivo, debido a la agudización de las contradicciones entre las potencias imperialistas, que incluso avivan el peligro del desenlace de una nueva conflagración mundial.
Las disputas interimperialistas se expresan en todo el planeta y son los países dependientes sus principales víctimas. En el propósito de controlar mercados y zonas de influencia, las potencias imperialistas fortalecen los bloques existentes, arman otros, produciéndose nuevos reagrupamientos de acuerdo a los intereses particulares de quienes los componen.
El genocidio del que es víctima el pueblo palestino es un lacerante ejemplo. A nombre de combatir una supuesta acción terrorista, el sionismo israelí y el imperialismo estadounidense buscan afirmar sus posiciones en una zona —el Medio Oriente— de enorme valor estratégico por su ubicación geográfica y por las enormes riquezas que contiene su suelo; por eso es que sus amenazas y cañones apuntan también hacia otros países de la región. Las decenas de miles de vidas cobradas en Gaza por las tropas sionistas del sanguinario Netanyahu, los cientos de miles de heridos y expulsados de su territorio valen muy poco en los cálculos de los millonarios beneficios económicos y materiales que para ellos significa enseñorearse en la región. ¡El pueblo palestino tiene derecho a su autodeterminación, a contar con su propio Estado!
Más de medio centenar de conflictos armados se desenvuelven en la actualidad en distintas partes del planeta. De todas las guerras localizadas, la que más ha concentrado la atención por sus implicaciones geoestratégicas, es la que se produce en Ucrania, donde la invasión rusa dura ya más de dos años.
Otro de los puntos calientes, donde podrían producirse graves desenlaces es la zona del Mar de China (por donde pasa el 60 % del comercio mundial) y el sudeste asiático. Allí no solo se producen los problemas entre China y Taiwán, está la disputa entre el imperialismo yanqui, el imperialismo japonés y el imperialismo chino por controlar la región. Los pueblos no quieren las guerras de agresión, quieren la paz y el progreso.
Remo Cornejo Luque
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