Competencias

Cada año, miles de jóvenes egresan de instituciones educativas con títulos en mano, solo para enfrentarse a una cruda realidad: el mercado laboral no busca lo que aprendieron. Esta brecha entre la educación formal y las competencias laborales reales es una de las principales causas del desempleo juvenil y de la creciente frustración profesional.

A pesar de los discursos sobre innovación educativa, la brecha entre lo que se enseña en el sistema educativo y lo que demanda el mercado laboral sigue siendo preocupante. Según un informe del World Economic Forum (2023), más del 40% de las habilidades consideradas esenciales en 2018 ya no lo serán en 2025. Sin embargo, muchos planes de estudio siguen anclados en contenidos teóricos y metodologías del siglo pasado.

La UNESCO también advierte que solo el 41% de los países incorpora formación en habilidades digitales o blandas como parte de su currículo obligatorio. Y mientras el mercado clama por perfiles con competencias como trabajo en equipo, comunicación efectiva y alfabetización digital, los programas educativos siguen sin reformularse a la velocidad necesaria.

Un estudio de McKinsey & Company (2021) encontró que el 87% de las empresas a nivel global reportan vacíos de habilidades, especialmente en pensamiento crítico, resolución de problemas y competencias digitales.

No se trata de convertir escuelas en fábricas de empleados, pero sí de formar personas con herramientas para responder a un entorno laboral en constante cambio. La solución pasa por una colaboración real entre sistemas educativos, sector productivo y gobiernos, que permita alinear la formación con las demandas reales, sin perder de vista el desarrollo humano.

Enseñar lo que no se usa no solo es ineficiente: es injusto.

Victoriano Suárez Álvarez

victorianobenigno@gmail.com

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