Carapaz, un héroe de verdad

Richard Carapaz nos recuerda, luego de veinticinco años, la historia de los deportistas que tienen que alcanzar su sueño sin el apoyo de su propio país, ambos medallistas olímpicos jamás fueron apoyados por el Estado como tal, aunque los dirigentes de las delegaciones deportivas son los primeros en celebrar y sumarse al triunfo.

La tenacidad de los deportistas ecuatorianos les ha obligado, inclusive, a salir del país, competir en defensa de los colores de una extraña bandera. La falta de apoyo puede constituir un impulso para que sigan perseverantes en cada competencia, pero si observamos a los deportistas que son apoyados desde su niñez por el gobierno de cada país, son multimedallistas, y desde muy jóvenes alcanzan varias medallas en cada olimpiada.

El heroísmo de Richard Carapaz radica en haber aprendido a manejar una bicicleta sin asiento y sin llantas en un sector rural de una provincia pequeña y olvidada por el centralismo de toda la vida. Construyó su futuro día a día, sin ningún tipo de comodidades ni privilegios, siendo él y su fortaleza, él y su humildad, solamente él y su gran amor por el deporte que le ha extraído más de una lágrima y que debió haber sudado sangre en determinados momentos cuando sus piernas no le respondían, pero su corazón le ayudaba a pedalear y triunfar en una de las competencias más famosas y profundamente selectiva.

Richard ha demostrado que, habiendo nacido en una familia muy humilde, en una provincia olvidada, sin recursos económicos, pasó de subirse en una destruida y oxidada bicicleta al podio de las competencias más importantes del ciclismo y ganar en las olimpiadas a los mejores ciclistas a nivel mundial, eso solo puede conseguirlo, un héroe de verdad.

Manuel Salinas Ordóñez

masalord@hotmail.com