Desde su llegada a Loja, hace 34 años, ha impulsado diversas actividades en beneficio de la población. Este 2024, su trabajo fue premiado con el reconocimiento de Voluntaria del Año.
“A esta tierra hermosa, que nos recibió con brazos abiertos y donde somos felices. ¿Cómo no devolver y ser recíproco, dando un poco a la comunidad que nos abrió los brazos?”, son las palabras de Amanda Consuelo Dávila Ramírez, que reflejan el profundo amor que siente por Loja, ciudad que la acogió hace 34 años junto a su familia. Desde entonces, ha dedicado su vida al servicio comunitario.
Nació el 12 de octubre de 1958, en Tarapoto, una ciudad del departamento de San Martín, Perú. Tras completar su educación primaria y secundaria en su ciudad natal, estudió Economía en la Universidad Nacional de Trujillo, donde obtuvo su título profesional.
Un viaje que enamora
En 1990, junto a su esposo, el cirujano plástico René González, y sus dos hijos, René Ricardo y Harry (+), llegó a Ecuador con el sueño de encontrar un lugar ideal para establecerse. Después de explorar varias ciudades como Quito, Guayaquil, Ambato y Santa Elena, fue Loja la que les robó el corazón con su tranquilidad y calidez humana. Allí dieron la bienvenida a su tercer hijo, Christopher, consolidando su nueva vida en esta tierra.
Ya establecidos, Amanda se dedicó al comercio y al cuidado de su familia, mientras sus hijos seguían los pasos de su padre al especializarse en cirugía estética. Su compromiso con la comunidad, sin embargo, siempre estuvo presente.
Un compromiso con la sociedad
En su tierra natal, ella y su esposo formaban parte del Club de Leones, y no tardaron mucho en reincorporarse al movimiento al llegar a Loja. En 1999, René fue elegido presidente del club, mientras Amanda asumió la presidencia del Comité de Damas.
Impulsaron actividades como jornadas médicas y oftalmológicas, talleres, agasajos navideños y cirugías de cataratas, beneficiando no solo a los habitantes de Loja, sino también de sectores como Celica y Alamor.
En el periodo 2008-2009, la profesional marcó un hito al convertirse en la primera mujer presidenta del Club de Leones de Loja, consolidando su papel como líder y agente de cambio. Durante su gestión, reforzó las actividades de servicio, ampliando su impacto en la comunidad.
Un giro inesperado
Su vida cambió radicalmente en 2010 cuando fue diagnosticada con cáncer de mama. Este difícil proceso la llevó a pausar sus actividades para enfocarse en su salud. Fueron dos años de tratamientos, quimioterapias y radioterapias.
Durante esta etapa, resalta el apoyo constante de su esposo, quien, además de brindarle su respaldo emocional y profesional, también participa activamente en la ayuda a la comunidad, ofreciendo atención gratuita a aquellos que enfrentan situaciones difíciles.
Tras superar la enfermedad, se sintió inspirada a dedicar su vida a los pacientes oncológicos, compartiendo su testimonio de esperanza y fortaleza. “Dios me dio una segunda oportunidad, y decidí dedicarme al voluntariado para ayudar a pacientes oncológicos”, afirma.
En 2011, se unió al voluntariado del Hospital Solca de Loja, donde ha trabajado incansablemente hasta el día de hoy, brindando apoyo emocional y colaborando en campañas de prevención, capacitaciones y visitas a pacientes hospitalizados, entre otras actividades.
Reconocimientos que inspiran
En 2022, el Centro Integral de Capacitación de la Mujer (Cecim) le entregó el reconocimiento de Mujer Extranjera Destacada. Y este año, la Asociación Coordinadora del Voluntariado de Loja (Acovol) la nombró Voluntaria del Año 2024.
“Ser reconocida como la Voluntaria del Año es un honor que va más allá del ámbito personal; es un llamado a la acción para todos aquellos que desean marcar la diferencia. Este homenaje no solo resalta un camino recorrido, sino que también simboliza la fuerza colectiva de quienes creen en un mundo más humano y solidario”, afirma con gratitud.
Un futuro de esperanza
Con más de tres décadas dedicadas al servicio social, tiene claras sus metas. En 2025, planea continuar con su voluntariado y expandir sus actividades hacia entidades como el Hogar San Camilo de Lellis. Su objetivo es seguir construyendo un legado de amor y solidaridad, inspirando a otros a unirse a esta noble causa.
«Juntos, podemos construir un futuro más justo, generoso y esperanzador», expresa Amanda, reafirmando su compromiso con la comunidad que la recibió con los brazos abiertos. Su historia es un recordatorio de cómo el amor y el servicio pueden transformar vidas y dejar una huella imborrable en el corazón de las personas.
LA VOZ
“En cada jornada, he sido testigo de cómo una mano extendida puede devolver la esperanza, y cómo un gesto de empatía puede iluminar los momentos más oscuros de quienes enfrentan dificultades”
“He aprendido que la verdadera riqueza no está en lo que acumulamos, sino en lo que entregamos. Dar, sin esperar recibir, nos llena de propósito y nos conecta con la esencia más noble de la humanidad”
“En este recorrido, no solo se sanan corazones ajenos, sino también el nuestro”,
Amanda Consuelo Dávila, profesional en economía y voluntaria.
CRÈDITOS • Producción: William Herrera Agencia de Modelos • Telf.: 0992372586 – IG: @williamherreraagenciamodel • Fotos: Jorge Luis Loaiza • Locación: Residencia – González – Dávila y Consejo de la Judicatura – Loja