Unidad en tiempos de Pandemia

La muralla que nos cobija ante una tragedia es la unidad, y aunque el hombre tiene esa capacidad de sobreponerse a situaciones traumáticas, logrando incluso salir fortalecidos, existen momentos de ansiedad, depresión, estrés, por los que la ley de la  vida nos empuja, para hacernos un llamado de atención. Que monótona sería nuestra existencia sin la tristeza y alegría, sin la noche, sin el día. La madre tierra, nuestro hogar al que debemos cuidar y proteger, así como nos da, nos quita. Hace poco recordamos el Día Mundial de la Salud, percibiendo cómo esta Pandemia, nos ha permitido distinguir que en realidades desiguales, hay quienes tienen mejor acceso a la salud que otros, o llevan una vida más sana que otros, en relación a sus condiciones. Esto tampoco implica que los contagios y muertes vengan de determinado sector, pero si bien es cierto, quienes cuentan con mayores posibilidades han podido ingresar a clínicas u hospitales, hacerse las pruebas o comprar medicamentos, mientras en otras amplitudes muchos han pasado esta enfermedad en sus hogares solos, y sin tener la posibilidad de acceder a las pruebas por sus pocos ingresos o por el temor.

En las últimas semanas, hemos sido testigos del fallecimiento de amigos, familiares, conocidos, y es que el Covid-19 ha tocado el alma de toda la ciudad, acostumbrada a ser mera espectadora de eventos inminentes, en regiones hermanas. Pero estos episodios, son parte de la vida, situaciones que no se pueden soslayar, ni predecir. Hoy nosotros sentimos esa agonía, esa ira, ese clamor; hoy nosotros lloramos por los fallecidos; enfermos; huérfanos, desprotegidos; por los médicos y enfermeras que amarrando la tristeza y miedo, exponen sus vidas para ayudar al prójimo. Estamos de luto y oramos porque esta pandemia termine; pero la fortaleza de la gente, es el aliciente para ponernos de pie nuevamente, unirnos y ser mejores seres humanos.

Lucía Margarita Figueroa Robles

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