Si bien, desde la génesis de la aparición de los seres humanos sobre la tierra, hasta ahora sin tiempo determinado, los primeros fueron una pareja que, desde distintas tendencias religiosas, tomaron nombres diferentes. Para nuestro gusto, desde la Biblia, se denominaron Adán y Eva que se multiplicaron por todas partes para colmar el mundo con, ahora, aproximadamente 8.100 millones de habitantes. Desde sus inicios, quizá por razones somáticas, pero no justificadas, el hombre empezó a someter a la mujer. Y esta sombría realidad se ha mantenido por miles de años, a pesar de los empeños reivindicatorios de la mujer.
La lucha ha sido incansable por parte de las mujeres en procura de sus anhelos de igualdad frente a los hombres, tanto en materia laboral, buscando salarios dignos, cuanto al desarrollo de sus capacidades intelectuales, para caminar a la par, repartiéndose deberes y derechos, en procura de una sociedad sana y justa. Obviamente, a pesar de los logros alcanzados, aún quedan espacios vacíos por llenar, sobre todo en los países islámicos, en donde el fanatismo religioso y malsanos criterios políticos, tienen a las mujeres subyugadas a los hombres y a esos estados de aterradora tradición.
Vale recordar a los movimientos feministas durante la Revolución Rusa en 1917. Asimismo, como en el año 1893, Nueva Zelanda fue el primer país del mundo en admitir el sufragio femenino. En nuestro país, sumido en un tradicional estatus machista, Matilde Hidalgo, el 10 de mayo de 1924, fue la primera mujer ecuatoriana en sufragar en elecciones, siendo, a la vez Ecuador, el primer país latinoamericano en hacerlo. En 1975 durante el Año Internacional de la Mujer, se empieza a conmemorar el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer que, luego, fue ratificado las Naciones Unidas ratificaron este aserto.
Para el 2025, la lucha reivindicatoria de la mujer sigue sin descanso. En nuestra nación, la Constitución y todas las leyes que se generan, se hacen desde la perspectiva de equidad de género, que busca una convivencia armónica entre mujeres y hombres, capaces los dos, de estar presentes en todas las instancias y funciones que las circunstancias nos deparan. Felicidades a la mujer ecuatoriana, ejemplo de lucha y tesón.
Darío Granda Astudillo
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