Somos llenos de prejuicios

Las personas siempre nos quedamos con el lado negativo de ellas, sin saber que el cerebro inconsciente ama lo que hace daño. Llevarnos de prejuicios y percepciones nos llevan a formular hipótesis sin prueba alguna, la falta de información, conocimiento y la mala forma de aprender nos ha llevado a tener improntas de ciertas personas o sociedades, sin saber que al final de ellos existe una historia, un sueño y una vida, causando sin saber en ellos un daño emocional.

Me trae la analogía de que un día, un hombre perdió su hacha, y empezó a sospechar del hijo de su vecino. Todo en él le indicaba que se trataba del ladrón: observó la forma de caminar del muchacho (y le pareció que, efectivamente, andaba como un ladrón); observó su forma de hablar (y pensó que hablaba igual que un ladrón); y observó minuciosamente sus gestos… No tenía ninguna duda: ¡eran los gestos de un ladrón!

Pero días después, encontró su hacha tirada en el valle. Y al regresar a su casa, comenzó a observar que el hijo de su vecino realmente no tenía ninguna pinta de ladrón.

Muchas veces vemos lo que queremos ver, pero no realmente lo que es, emitimos un juicio sin saber, pero muchas de las veces las emociones nos engañan y nos confunden, antes de emitir un criterio debemos pensar con el corazón y sentir con la cabeza y no dejarnos llevar por los prejuicios.

Andrés Ontaneda Vivanco

eaontaneda@gmail.com