No sé si se han dado cuenta que siempre nace la pregunta ¿Por qué estamos así en Ecuador? Y la verdad en ese mismo contexto de discusión y análisis nos vamos encontrando con diferentes realidades, que van hilvanando un tejido complejo que reviste aparentes respuestas.
Por ejemplo, al acudir a una ventanilla de atención al ciudadano, en muchas ocasiones quien cumple ese rol te ve como uno más, sin importarle tu real necesidad, o cuándo vamos a ingresar una solicitud formal de un trámite cualquiera que implica varias personas responsables; cada uno de ellos no logra ver más allá del puro documento, y no vislumbra que tras ello hay personas, que en muchas ocasiones necesita de una solución, a veces incluso para poder subsistir.
En este camino delicado del servicio y atención, se siente que los principios fundamentales se acaban por intereses propios, o simplemente por quemeimportismo del otro. Pero, acaso no nos damos cuenta que esto es un círculo vicioso o virtuoso, porque si tú eres hoy quien atiende en primera línea, mañana puedes ser quien ingrese ese trámite y necesite la atención debida y oportuna para poder conseguir tu tan ansiado sueño.
Ecuatorianos, necesitamos recuperar los principios mínimos de solidaridad, respeto, eficiencia, transparencia, empatía, empoderamiento, que resultan ser tan necesarios para cambiar el país, pero que pocos somos conscientes que cada granito de arena aporta. Despertemos hacia el futuro, no permitamos que los rencores internos e intereses mezquinos acaben con la eficiencia de nuestro trabajo, recuerden siempre que lo que hoy haces por otro, mañana será devuelto en ti.