El proceso de globalización y de publicidad engañosa ha generado en las personas que habitamos en países en vía de desarrollo, una falsa sensación de necesitar cosas que en realidad no necesitamos, para lo cual botar al tacho de basura objetos, envolturas, cartones, bolsas plásticas y demás materiales, resulta una práctica frecuente.
Múltiples informes señalan que si no tratamos y gestionamos lo que desperdiciamos, la basura podría causar impactos devastadores sobre la naturaleza y por consiguiente sobre el ser humano, porque se presentarían mayor cantidad y variedad de enfermedades, incontrolables inundaciones y mares contaminados.
El informe denominado “What a waste 2.0” del Banco Mundial, revela que cada habitante de América Latina genera cerca de 1 kilo de basura al día, de los cuales el 52% son alimentos, seguido de papel, cartón y plástico con el 25%; datos que apuntalan la viabilidad para implementar un proceso de reciclaje de materiales y compostaje de materia orgánica, con la visión de economía circular en donde los residuos sean materia prima.
Para que nuestro país implemente un proceso de reciclaje eficiente y sobre todo rentable, es menester del Estado ecuatoriano, a través de los Gobiernos Municipales, impulsar acciones encaminadas a transparentar las tarifas del tratamiento integral (no solo de recolección como se lo hace en el país) y de educación ambiental, tomando en consideración que la basura que generamos solo demuestra lo limitado de nuestra imaginación.
Benjamín Ludeña Guamán
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