La música técnicamente es el arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios, respetando principios preestablecidos. Pero para mí… la música es vida, es sentimiento, es lo mejor que me pasó, es simple y sencillamente mi todo, y estoy segura de que es lo mismo para muchas personas de mi entorno y esto me llena de alegría.
Pero, como todo lo bueno, la música también tiene su lado “complicado”, ser cantante/música en Loja es algo poco alentador debido a la falta de apoyo que se le da al talento local, las pocas disqueras, en mi caso ser menor de edad o incluso pensar en el que dirán; esto último es algo que aturde y genera ansiedad, por más que se diga “no me importa”, en el fondo, vos y yo sabemos que importa, aunque sea un poco.
Se desconfía de la habilidad de los jóvenes, sin embargo, cuando hay algún evento que se requiere de un adolecente, rápido acuden a él y a veces sin ni siquiera dar una paga mínima por show porque “esta chiquito o chiquita” y de paso que se da a conocer, dicen.
No voy a dejar de hacer lo que más me gusta, a pesar de que la gente menosprecie el trabajo de los y las intérpretes adolescentes, no dejaremos de presentarnos, no vamos a dar nuestro brazo a torcer. Y si a ti te ha pasado algo como esto, en cualquier ámbito, no dejes que la sociedad elija por ti lo que quieras seguir, ser o hacer.
Y cuando dejemos de ser adolescentes, recordemos valorar el trabajo de los más pequeños, el talento suele estar donde menos se lo espera y si tenemos la oportunidad de ayudar a un nuevo talento no dudemos en hacerlo.