La catástrofe ambiental y humana derivada de los flagelos de bosques y montañas en el sur de Ecuador exige mayor cantidad y calidad informativa para orientar a la comunidad, disminuir las afectaciones y organizar los planes de recuperación.
De otras experiencias se sabe que las personas buscan comunicarse, conocer cómo actuar, dónde reunirse y las vías expeditas de evacuación. Esta información usualmente se recibe a través de la radio. Las antenas de transmisión de señales de telefonía celular o las redes eléctricas quedan inhabilitadas, hay más eficiencia a través de los mensajes directos de la radio.
Por otro lado, los medios de comunicación privados y las plataformas de redes sociales contribuyen en los enlaces y difusión, pero quienes tienen competencias y penetración en sectores rurales son los medios públicos y comunitarios, ello supone fortalecer las emisiones, dar espacios a múltiples testimonios y mostrar todas las facetas humanas de los acontecimientos.
Además, jurídicamente corresponde a los gobiernos transparentar y poner al alcance de los ciudadanos la información porque es derecho de las personas saber qué y cómo procede la autoridad pertinente, es parte de la libertad de expresión. No ofrecer información pública es contravenir las leyes, pero sobre todo es desconocer la dignidad humana.
Tomará meses, años, la recuperación de los bosques de Loja, habrá otras perdidas e inicia un camino de recuperación de los ecosistemas. Por lo tanto, es muy urgente comenzar un proceso de comunicación pública para aprender nuevas convivencias, formas de cuidar y monitorizar el ambiente e inaugurar industrias creativas que den trabajo a cientos de familias que pierden sus patrimonios.
Ojalá que los medios públicos y comunitarios de Loja, a partir de hoy, sean menos gubernamentales y particulares para ser auténticamente populares, y proyecten las voces de quienes tiene problemas y también proponen soluciones.
Abel Suig
arsuing@utpl.edu.ec