Los verdes saucedales en peligro de muerte 

Cuando Emiliano Ortega Espinosa (1898-1974), ejercía la docencia en el normal Manuel J. Calle de Cuenca, añorando su tierra, escribió Alma lojana: “A orillas del Zamora, tan bellas de verdes saucedales, tranquilos”, el río que colindaba la ciudad por el este, el Zamora, sentía la frescura de los saucedales que, coquetamente, al vaivén de la brisa, besaban sus aguas. Era una maravilla que la naturaleza regalaba a los citadinos de aquellos tiempos. 

¿Qué ha pasado desde entonces con los verdes saucedales y otros árboles y arbustos que bordean los ríos Zamora y Malacatos? Parece, en primera instancia, que les cayó la enfermedad del olvido pues, diera la impresión que a nadie le importa su suerte. Entiendo que en el Municipio debe haber un departamento encargado de velar por los espacios verdes, jardines y arborización de la ciudad. Quizá, en cuanto a los jardines y espacios verdes, en la actual administración sí se viene trabajando, en procura de mejorarlos, para que la ornamentación de la ciudad sea agradable… pero, ¿y los árboles? 

Los saucedales que constituyen la mayor vegetación de nuestros ríos, aparte de otros árboles, últimamente se han visto afectados por lo que, vulgarmente en nuestro medio, se denomina “salvaje”, a nivel de flora universal como “musgo español” y científicamente tillandsia usneoides que, sin ser parasitarias, diera la impresión que afectan la vida de las plantas: el tronco empieza a secarse y las hojas se pudren; pareciera que acelera el envejecimiento de los árboles. En lo positivo, estudios realizados dicen que este musgo español o barba del viejo, benefician a las neuronas. 

En la parte norte de la ciudad, se evidencia una notable presencia de la tillandsia usneoides que da un aspecto desagradable a las plantas a las que, parece les afecta en su crecimiento y desarrollo. Además, sería importante que los árboles que ya han cumplido su vida útil sean cortados, ya que son un peligro para los transeúntes y se proceda a un plan de mitigación.  Recordemos que los árboles son los pulmones de la ciudad, por lo tanto, en los centros educativos, a los niños y jóvenes se les debe inculcar su cuidado. 

Darío Granda Astudillo 

dargranda@gmail.com 

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