La satisfacción de hacer las cosas bien

Siempre habrá quienes opinen sobre lo que haces, cómo te ves, cómo realizas una actividad o incluso sobre lo que posees, aunque jamás les hayas pedido su opinión. A menudo, estas voces se sienten con derecho a criticar, ya sea de frente —en el mejor de los casos— o a tus espaldas. Pero cuando llega el momento de actuar, muchas desaparecen, se excusan o simplemente no asumen responsabilidades. En lugar de colaborar, terminan dificultando las cosas e, incluso, aprovechándose de quienes sí toman acción.

Sin embargo, la verdadera satisfacción no proviene de quien te acompaña (aunque se agradece), ni solo del resultado final. Proviene del esfuerzo y la dedicación invertidos en cada paso del camino, aunque a veces eso signifique sentirse solo. Es fácil criticar desde la inacción, la prepotencia o argumentos infundados, pero aquellos que enfrentan desafíos y siguen adelante sin esperar reconocimiento son quienes realmente experimentan plenitud.

Como bien señala Joe Dispenza, nuestros pensamientos y emociones dan forma a nuestra realidad. La verdadera recompensa no está en el reconocimiento ajeno, sino en la satisfacción de saber que hemos dado lo mejor de nosotros, con resiliencia y determinación.

Al final del día, no importan las opiniones externas, sino la certeza de haber actuado con entrega y compromiso. Cada esfuerzo suma, cada paso cuenta y los desafíos superados nos fortalecen. Confía en ti, en tu capacidad y en tu propósito.

Para quien necesite leer esto: ¡Sigue adelante, tú puedes!

Santiago Ochoa Moreno

wsochoa@utpl.edu.ec

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