Yo no sé mucho de geología, caudales de río, gestión del agua y esas cosas, pero si se algo que me dijo mi padre una vez de pequeño: el agua, tarde o temprano, pasa por dónde tiene que pasar sí o sí.
Encauzar un río con paredes de cemento, sobre todo rodeado de montañas, siempre fue, es y siempre será una idea estúpida (y mucho peor cuando se hace mal). Tarde o temprano el río recuperará su curso natural arrasando lo que encuentre a su paso.
Con lo ocurrido esta semana, leyendo lo que dice la gente, me acordé de una teoría que dice que, ante una crisis, existen tres tipos de personas, a saber: los estúpidos, los idiotas y los intensos.
Todos tienen la misma capacidad intelectual, los diferencia la actitud. Los estúpidos son los que pueden analizar mucho mejor las cosas, pero no quieren, solo replican lo que ven como papagayos. Los idiotas son los que analizan lo que ven y buscan (o inventan) algo que explique el fenómeno, pero para usarlo en su beneficio. Y luego están los intensos, que analizan críticamente los hechos y los utilizan para darte una lección moral que nadie ha pedido.
Personalmente no me importa de qué grupo seas, cada uno sabe lo que hace con su capacidad. Lo único que me interesa es saber si has cogido una pala, unos guantes y te has llenado de barro ayudando a quien lo necesita. Porque ante una crisis se necesitan manos no palabras. Si no vas a ayudar a reconstruir puedes guardarte tu opinión.
Victoriano Suárez Álvarez
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