La Universidad se enfrenta a una gran cantidad de desafíos y tensiones. ¿Qué es lo que nos hace creer que esta institución sigue siendo relevante? ¿Qué papel debe jugar en la sociedad actual? Estas preguntas son fundamentales para entender la misión de la Universidad en este siglo.
La Universidad es más que un lugar físico; es un centro de investigación y enseñanza, una oportunidad formativa y una comunidad. Pero ¿cómo puede adaptarse a las nuevas demandas y mantener su identidad? La respuesta radica en comprender su origen y evolución.
La Universidad nació en la Edad Media como una comunidad de maestros y estudiantes que se unían para buscar la verdad. Su misión era formar a los profesionales que necesitaba una sociedad de la doctrina donde sitúa a Dios como dueño absoluto de todos los acontecimientos del universo. Pero con el tiempo, la Universidad se convirtió en una transmisión de saberes y la formación de profesionales liberales.
En el siglo XVI, la Universidad comenzó a diferenciarse del modelo medieval. La ruptura entre filosofía y ciencia llevó a una concepción unificada del saber. Sin embargo, la búsqueda de la verdad siguió siendo fundamental.
En el siglo XXI la Universidad se adapta a las nuevas tecnologías y las nuevas demandas de la sociedad. Debe ser un lugar donde se combinen la investigación y la enseñanza, y en el que se promueva la colaboración y el diálogo interdisciplinario.
La misión de la Universidad en el siglo XXI es encontrar un equilibrio entre la tradición y la innovación, entre la teoría y la práctica. Debe ser un lugar donde se busque la verdad, la belleza y la bondad, y donde se formen profesionales que puedan responder a las necesidades de una sociedad en constante evolución.
Roberto Camana Fiallos
robertocamana@yahoo.es