La opinión pública, los medios de comunicación, los analistas políticos, la Iglesia -entre otras instituciones- han coincidido que vivimos en un estado secuestrado por la corrupción, el narcotráfico y la desinstitucionalización de toda la estructura que, en su momento, la edificó el lojano Dr. Isidro Ayora Cueva. Bajo estas condiciones y algunas causas se desarrollan los procesos “democráticos” en nuestro país.
Para llegar a determinar las causas que han promovido un Ecuador corrupto y narcotizado, preguntemos lo siguiente: ¿quiénes gobiernan el país? ¿cómo acceden al poder? y ¿cuál es el sistema que se implementa para la democracia representativa? A la primera inquietud diremos que es la élite de los partidos y movimientos políticos, o mejor aún los dueños de ese club de políticos o politiqueros; a la segunda, lo hacen a través de un sistema llamado “democracia” en el que, esos caciques o caudillos disponen a placer de la decisión de colocar a sus alfiles en cada proceso electoral; y, a la tercera diremos que: los propietarios de las organizaciones políticas deciden quiénes estarán en la papeleta electoral, es decir, es la casta política (léase mafia politiquera) la que bajo una argucia legal llamada “elecciones primarias” colocan a sus agnados, cognados u obsecuentes discípulos en la papeleta electoral que el pueblo, obligatoriamente, debe sufragar sin ningún otro reparo que no sea la obediencia ante la imposición de la ley. Vale recordar la sabia definición de virtud y sociedad de Giussepe Chiavenda que decía: […] “No hay grandes hombres sin virtud; sin respecto a los derechos no hay gran pueblo: casi se puede decir que no hay sociedad.” […] Una película real que la vivimos en forma cómplice y sin atisbo de cambio.
Bajo este panorama debemos concluir que es la clase política la que ha dado pie a la consolidación de un narcoestado, que han sido los políticos, o mejor aún, los politiqueros de viejo y nuevo cuño, los que han dejado que sea el narcotráfico el que decida qué sociedad nos gobierne, nos sojuzgue y nos manipule a placer, creando: narco generales, narco jueces, narco asambleístas y narco periodistas; para que esto cambie les deseamos: …buen viento …y buena mar.
Lenin Paladines Salvador
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