Genio y figura

Contemporáneo de las luchas de la independencia, antesala de la República. Murió en el destierro, después de una corta y activa vida, combatiendo desde la prensa, los libros, la educación y la política. Amigo de Juan Montalvo y Juan León Mera. En la ciudad en que nació hay una calle, una escuela, y se conoce su perfil de nariz larga, su mirada honda, y su bigote hirsuto. Cada junio deberían renovarse los homenajes y las conmemoraciones, para que no siga petrificado en las viejas páginas donde se lo nombra, sino para que cobre vida, y se pueda hablar de él y anclar a sus ideas nuevas reflexiones. De su novela se ha dicho mucho, porque es una obra que rompe la época, y le da nombre a lo que nadie quería nombrar. Miguel Riofrío Sánchez era su nombre, nació en junio de hace más de doscientos años. Todos los hemos nombrado, pero sigue cayendo sobre él una sombra que lo deja como recuerdo. 

Conocía la actualidad filosófica de su tiempo, y sus ideas debatían con grandes obras hechas en los centros del mundo. Era un lojano universal, que jamás desprendió su mirada, ni de su terruño, ni de su patria, por la que sufrió cárcel y exilio. Seguramente estuvo al tanto de la propuesta federal, que impugnaba la centralidad del Estado, condición que podemos seguir impugnando al sistema político de hoy.

En este mismo espacio se decía que no hay una historia de las ideas de Loja, y cuánta falta hace que se construyan esfuerzos a su alrededor, para que no queden solos como monumentos en el centro de los parques, sino para que demos cuenta de que no fueron islas, y que, junto a ellos y ellas, hay muchos otros grandes esfuerzos anónimos que hicieron posible su paso a la historia.

Pablo Vivanco Ordóñez

pablojvivancogmail.com

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