Jesús Martín Barbero, en su obra De los medios a las mediaciones (1987) revolucionó la forma de analizar las plataformas digitales y los medios de comunicación al proponer que estos no solo actúan como instrumentos de manipulación, sino también como espacios de mediación cultural.
Su perspectiva se centra en cómo las plataformas articulan las demandas del Estado, los intereses del mercado y las prácticas culturales populares, funcionando como vehículos de identidad y modernización, pero también como mecanismos de control social e ideológico. Barbero invita a no ver a las plataformas digitales y los medios como simples emisores de mensajes, sino como entornos complejos en los que se construyen realidades colectivas.
Aplicando esta reflexión a nuestra realidad ecuatoriana, donde el consumo de redes sociales y el uso masivo del celular son parte de la rutina diaria, la obra de Barbero resulta profundamente relevante. Hoy, estas plataformas digitales son agentes activos en la construcción de identidades y en la reproducción de valores que responden a agendas de poder.
Durante gobiernos recientes, por ejemplo, hemos visto cómo el uso estratégico de redes sociales y medios se convierte en una herramienta política que no solo informa, sino que construye una imagen específica del líder y margina críticas, guiando la percepción pública hacia intereses particulares.
Por lo tanto, la invitación de Barbero nos empuja a analizar críticamente el rol que estos espacios digitales ocupan en nuestra vida cotidiana y a cuestionar hasta qué punto estamos siendo moldeados por influencias externas. Sobre todo, a entender que el consumo mediático diario no es inocente; está impregnado de ideologías que condicionan nuestra mirada.
La perspectiva de Barbero nos advierte sobre el riesgo de aceptar pasivamente estos contenidos y nos invita a cuestionar activamente los mensajes que recibimos, promoviendo una ciudadanía informada y crítica frente a la influencia constante.
Gustavo Santin