Amenaza a la democracia

El populismo no tiene color de bandera ni nacionalidad. Según expertos, las tácticas poselectorales que practica el presidente Trump para mantenerse en el poder están poniendo en tela de duda a la democracia más antigua del mundo. Negar o ignorar la derrota, reclamar un supuesto fraude electoral, dilatar una transición sana, amenazar con batallas legales y utilizar la maquinaria del gobierno para revertir el resultado pueden interpretarse como un argumento o herramienta propio de los dictadores, actitudes impensables en la historia política de Estados Unidos y su régimen constitucional en vigor por cientos de años.

La hostilidad en las declaraciones y ligereza en lanzar acusaciones de fraude sin mayores pruebas, demuestran que Trump ha entrado en una dinámica autócrata y populista, erosionando una sólida tradición democrática al no reconocer que Biden superó los 270 votos de los delegados del colegio electoral para ganar la contienda presidencial, según las proyecciones. Las actitudes negativas del presidente han provocado un debilitamiento evidente de la confianza en las instituciones y los tribunales, además de demostrar abiertamente su desprecio por sus opositores y hacia la libertad de prensa en general.

Al puro estilo de autócratas como Maduro, Mugabe, Lukashenko o Milosevic, el presidente Trump a socavado las normas e institucionalidad democrática desacreditándola para enquistarse en el poder. Aunque según expertos será complicado revertir el resultado, este precedente empobreció a la democracia de ese país, sembrando aún más ira, división y descontento en una población altamente polarizada.