A veces más es menos

Estar bien informado es sin duda estar un paso adelante, el conocimiento definitivamente es poder, pero la información que nosotros estamos recibiendo  y de la cual aprendemos, en realidad son las vivencias de otras personas y no necesariamente la información que le es útil a otras personas será útil para uno.

La adicción a la información es casi una droga, por eso es necesario cuidarnos de la sobrecarga informativa que inunda las redes sociales y otros espacios, sobre todo aquella información que no nos aporta nada, que no nos soluciona nada.

Aún recuerdo cuando en el pico de la pandemia muchas voces acaloradas exigían cosas como estas: “queremos que nos digan la verdad”, “queremos saber cuántos infectados hay y cuantos han muerto en realidad”, y yo me preguntaba ¿para qué?, acaso iban a salir a ayudarlos o a colaborar con las autoridades a enterrar a quienes lastimosamente perdieron la vida  o sencillamente quería estar “más informados” para ponerse más histéricos frente al computador.

La sobrecarga informativa no nos ayuda, nos bloquea y disminuye nuestra capacidad de discernimiento e incluso nos puede hacer caer en lo que algunos autores llaman el “circulo de preocupaciones”, donde se incluyen todas las cosas sobre las cuales no tenemos  la posibilidad de influir, como ocurre con el enfado que podría ocasionarnos lo que alguien  publique en alguna de las redes sociales.

Cuando la información nos sobrepasa corremos el riesgo de paralizarnos, de dejar de hacer por querer investigar un poco más, cayendo en un fenómeno contemporáneo  llamado  “parálisis por análisis”, que no es más que el miedo a hacer, el miedo a realizar algo por temor a fracasar, porque todos estamos estereotipados con el “éxito”, que vaya usted a saber qué mismo significa.

Decía Albert Casmus “El éxito es fácil de obtener. Lo difícil es merecerlo.”, finalmente quiero comentarles que estar bien informado, cuenta, pero decidirse a hacer, aún a costa del fracaso, cuenta más.

Fredy Cueva Castillo

chazo1970@hotmail.com