Este 18 de noviembre, Loja celebra 204 años de independencia política, una fecha que despierta orgullo y, al mismo tiempo, profunda nostalgia. Orgullo por nuestra historia, por esos sueños de libertad que encendieron esta tierra. Nostalgia, porque esas verdes montañas que han inspirado a generaciones hoy se ocultan tras un velo de humo.
Los incendios forestales nos están arrebatando más que árboles; están llevándose parte de nuestra alma. Cada hectárea en llamas destruye la vida de animales, plantas y también la esperanza de quienes aman esta tierra que nos vio nacer o que nos acoge. Sin embargo, Loja siempre ha sido resiliente. Nuestra gente tiene un corazón solidario y, como reza el himno, los lojanos tenemos una «frente empanada que solo sabe inclinarse ante Dios».
Recuerdo caminar con mi familia por las montañas del Parque Nacional Podocarpus, sintiendo el aire puro, el olor a tierra mojada y el canto de los pájaros. Esos momentos me enseñaron algo esencial: nuestra independencia no solo se celebra, se cuida. Cuidar Loja es cuidar lo que somos y lo que queremos ser.
Hoy, esta fecha histórica nos invita a algo más profundo que solo izar banderas o escuchar discursos. Nos llama a liderar con acciones concretas: donar agua embotellada, bebidas hidratantes y barras energéticas en los gobiernos parroquiales de San Pedro de Vilcabamba y Vilcabamba, así como en el cuerpo de bomberos, para apoyar a quienes luchan contra el fuego. También nos llama a enseñar a nuestros hijos a amar esta tierra como lo hicieron nuestros ancestros.
Ser lojano no es solo nacer aquí, es llevar a Loja en el corazón, sin importar dónde estemos. Unidos, superaremos esta prueba, como tantas otras antes. ¡Que viva Loja! Y que viva la vida en Loja.
Marlon Tandazo Palacio