Yo voy a hacer mi parte…

Tu ciudad, tu provincia, tu país, el mundo no va a cambiar porque te quejes diciendo que están mal. Una queja no es hacer, una queja no es construir el municipio que quieres para tu ciudad, no es hacer el país que tanto deseas ver y por supuesto no conseguir mejores políticos, más aptos, más capaces e intachables. Vivimos en un mundo donde normalmente se escuchan expresiones como ¡hay que hacer! Pero que hagan otros o expresiones como ¡yo creo que se debería hacer tal o cual cosa! Pero no empezando por mí, es decir, vivimos en un mundo donde nos gusta evadir la responsabilidad, asignarla a otros, pero si tener el derecho de quejarnos.

Sin embargo, hay algo de bueno en la queja-seamos algo positivos- y es que hay una molestia, una indignación, algo que no cuadra, es decir, hay un cuestionamiento de la realidad, del status quo, ello es un avance gigante, pero no suficiente. La pregunta sería ¿cómo hacer que una queja sea suficiente? Pues hermanándola de una propuesta. Que se implante una nueva forma de quejarse, con una expresión cómo ¡creo que esto está incorrecto, creo que se debería hacer de otra manera y yo empiezo a construirla! ¿difícil? Sí, pero así construimos ciudadanos responsables, en fin, así construimos porque estar del lado que critica siempre es más rentable, pero lado proponente más desgastante.

 Para esto último queda un aliciente que alguna vez leí en un cuento que me enviaron en una noche oscura: “¿Qué haces colibrí?, le preguntaron. Voy al lago -respondió el ave- tomo agua con el pico y la echo en el fuego para apagar el incendio del bosque. Los animales se echaron a reír. ¿Estás loco?- le dijeron. ¿Crees que vas a conseguir apagar el fuego con tu pequeño pico y tú solo? Bueno- respondió, el colibrí- YO VOY A HACER MI PARTE…

Pablo Ruiz Aguirre

pabloruizaguirre@gmail.com

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