
Cada mañana nace un nuevo día, que cubre de ilusiones y esperanza la fe del pueblo cuando acude a las urnas, cuando vuelve a sus manos el poder y con ello la esperanza de días mejores. La fe resucita, cuando hacemos el propósito de enmendar los errores del pasado, cuando vamos a las urnas conscientes de la responsabilidad que tenemos, sólo ahí… renace la paz y la fe popular.
La esperanza resucita… como la simiente de una vida nueva, como un capullo que se abre al sol para recibir el calor y la luz de un nuevo amanecer. La esperanza es amor, es agua fresca de un manantial de ilusiones, es bálsamo que purifica el corazón y acondiciona el alma para los avatares de la vida. Dice Antoine de Saint-Exupéry: […] “Si quieres construir un barco, no juntes a las personas para recolectar madera y no les asignes tareas ni trabajo. Enséñales primero a anhelar la inmensidad infinita del mar.” […] Ojalá el mandatario electo, tenga la visión para poder ilustrar a los colaboradores y al pueblo en general, la riqueza de nuestro país y la verdadera problemática que vivimos; sólo ahí, todos, sin excepción… uniremos nuestros esfuerzos para hacer causa común y salir adelante.
Una elección no muere con el proceso del sufragio, como no muere el día al caer la tarde; una elección vive, mientras vivan las ilusiones y la esperanza popular, mientras surquemos los mares de la verdad y la unidad popular, mientras elijamos a quien vive para servir, no a quien se sirve del pueblo para vivir en la inmoralidad, la impudicia y la egolatría. No dejemos que esta paz sea efímera y pasajera, el triunfo alcanzado del pueblo debe perdurar y edificar las bases de un Ecuador diferente. Basta de odios y vendettas politiqueras, la juventud quiere construir un futuro diferente, una patria amigable, ecológica, turística, productiva; sigamos el camino que nos han trazado con su decisión mayoritaria y hagamos causa común por el Ecuador del mañana. Hoy renace la esperanza, vivimos esa paz interior que fortalece nuestra fe, pero que compromete nuestra responsabilidad con el mañana inmediato, con la ilusión de buscar en nuestra mejor decisión… una vida diferente, justa y perdurable; para que esto suceda les deseamos: …buen viento …y buena mar.
Lenin Paladines Salvador
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