Con el inicio de la campaña electoral, Ecuador enfrenta nuevamente un momento decisivo. Este período no solo nos invita a analizar las propuestas y perfiles de quienes aspiran a dirigirnos, sino también a reflexionar sobre las reglas y valores que deben guiar nuestra democracia.
Entre estas reglas destaca la obligatoriedad de que los dignatarios en funciones que buscan la reelección soliciten licencia sin sueldo, sin excepciones. Esta medida busca garantizar la igualdad en la contienda electoral, impidiendo que los recursos públicos y la influencia institucional sean utilizados como herramientas de ventaja para los candidatos en ejercicio. Es un principio ético que protege la transparencia y equidad del proceso democrático.
Sin embargo, hemos sido testigos de intentos de evadir esta norma mediante argumentos que buscan crear excepciones. Estas acciones no solo debilitan la confianza ciudadana en las instituciones, sino que también generan una percepción de injusticia en el sistema. El mensaje debe ser claro, quien aspire a la reelección debe competir en igualdad de condiciones, dejando de lado los privilegios del cargo que ocupa.
Pero más allá de las reglas y de la conducta de los candidatos, los ciudadanos tenemos una responsabilidad ineludible. El voto no es solo un derecho, es un acto que define el rumbo del país. Más que una elección, este es un momento para reflexionar.
¿Quiénes representan nuestras verdaderas aspiraciones como nación? ¿Qué propuestas ofrecen soluciones reales y no promesas vacías? Estas son preguntas que debemos responder con conciencia, analizando los antecedentes, capacidades y valores de cada candidato.
El futuro de Ecuador no depende únicamente de quienes resulten electos, sino de la madurez de su ciudadanía al momento de elegir. Reflexionemos antes de votar, porque cada decisión cuenta. Solo así construiremos un país más justo, equitativo y transparente.
Daniel González Pérez
dagonzalezperez@gmail.com