¿Qué tan libres somos?

Para muchos o quizás para todos cuando hablamos de libertad se nos viene a la mente la difícil situación que viven nuestros hermanos cubanos; pero por un momento y desde un entorno apartado de lo político nos hemos preguntado ¿qué tan libres somos nosotros?

Vivimos una época en la que la libertad se ha usado como máscara agradable de un sistema que promueve precisamente su contrario. Nos creemos libres porque así nos lo han dicho. Porque creemos que ya somos libres con un móvil, con internet, corriendo con unos auriculares, escribiendo en una red social o tomando decisiones creyendo que nada nos condiciona, cuando habitualmente todas nuestras respuestas siguen unos patrones a los que somos ciegos y sordos.

Para Wayne Dyer: la libertad significa que no tienes obstruido vivir tu vida como tú eliges. Algo menor es una forma de esclavitud. Pero tener libertad es vivir esclavos del consumismo, del qué dirán, de las deudas, de la corrupción, del tiempo, de un celular, de nuestras creencias o de la aprobación de la gente. ¿Eso nos hace más libres o más bien nos hace perder nuestra libertad?

Desde un punto de conciencia más amplio, la libertad depende de cada uno de nosotros; de abrir nuestras mentes y nuestros corazones. Este tiempo nos ha demostrado que nuestro paso por este mundo es corto, frágil, efímero y que debemos estar satisfechos de la vida que tenemos. Apostar por la libertad exige siempre un salto al vacío.

Mientras los cubanos gritan: “libertad, patria y vida”, quienes estamos convencidos de que somos más libres que ellos ¿qué hacemos para ser verdaderamente libres?

Andrés Sigcho O

andres_575@hotmail.com