¿Qué pasó con la lectura?

Al menos en algunas cosas toma vida aquella expresión “todo tiempo pasado fue mejor”, y viene como anillo al dedo para abordar un tema que preocupa mucho a la cultura ecuatoriana: los niños y adolescentes no leen. Recuerdo, antes, las bibliotecas de los colegios, con cientos de libros que reforzaban los conocimientos adquiridos por los alumnos en el aula, otros de carácter científico, literario, filosófico, recreativo, eran la delicia para los estudiantes, ávidos por conocer algo nuevo. A la bibliotecaria le faltaba tiempo para atender a los alumnos que solicitaban textos de consulta o simplemente lectura. Igual ocurría con las bibliotecas públicas de diferentes entidades: simplemente no se daban abasto a los requerimientos estudiantiles y a lectores comunes.

Cómo han variado los tiempos y las circunstancias. Ahora, en las entidades educativas las bibliotecas escasean porque ya no tienen lectores y si los hay, son mínimos. Igual en las bibliotecas públicas. En la actualidad se habla de bibliotecas digitales que, pienso, es una respuesta al desarrollo tecnológico comunicacional,  que a todos nos concierne y más a niños y adolescentes  que empiezan a ver a los libros como objetos de museo y todo quieren adquirir tomando de lo que la tecnología ofrece a través del internet, con conocimientos, a veces errados y que, igualmente, desvían el verdadero sentido de lo que es una investigación, porque se han acostumbrado a la ley del menor esfuerzo, la del “copia y pega”, que les permite salir mediocremente del apuro.

Es alarmante saber que, en nuestro país, ocho de cada diez alumnos no alcanzan el nivel mínimo de habilidades en Lengua y Literatura y que, apenas tres de diez alumnos, logran conocimientos mínimos en Matemáticas, tanto en la educación pública como privada. Habría que preguntarse qué no están haciendo bien los educadores, cómo van en la aplicación de las metodologías para los procesos de enseñanza aprendizaje; ¿se trabaja correctamente en las destrezas con criterio de desempeño y cómo van los procesos evaluativos?

Estas y otras preguntas, encontrarán respuestas cuando los maestros de todos los niveles fomenten en sus estudiantes el hábito por la lectura, utilizando todos los procedimientos y recursos que tengan a su alcance. Recuerden: la persona que lee es culta, la que no lee, es ignorante.

Darío Granda Astudillo

dargranda@gmail.com

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