TikTok es una red social que se creó con el fin de crear y compartir videos cortos con contenido creativo y entretenido. El marketing (especialmente el marketing político) ha visto en esta herramienta una opción para hacer publicidad al político que se encuentra en campaña o al político que está ejerciendo el cargo. Veamos el caso de nuestro presidente de Ecuador que hace marketing político en el ejercicio del cargo a través de TikTok, y, en lugar de gobernar, continúa en una campaña permanente vendiendo contenidos que están llenos de vacío (banalidad). Por ejemplo, en su informe a la nación no le importó presentar datos ficticios, sin embargo, vendió una imagen de unos zapatos costosos para asemejarse a un ironman (hombre de hierro), que no está dispuesto a perdonar a nadie (ni a su vicepresidenta que quiere aplastarla a toda costa). Sin embargo, la realidad es otra: en lo que va del año incremento de la tasa de homicidio infantil, incremento de secuestros y extorciones, ninguna banda criminal desarticulada; pérdida de empleo adecuado; el 1% del Plan Anual de Inversión Pública (PAI) invertido hasta la fecha; en educación se ha ejecutado el 0,5% del presupuesto; en salud invertido el 5% del PAI… Por eso quien miente rompe la realidad y se rompe a sí mismo. El presidente ha de saber que el primer efecto de la mentira es la fractura, y el segundo la ampliación de la mentira en forma de injusticia. La política tiktokera implementada por este gobierno pretende hacernos vivir en la irrealidad, huyendo también de la propia realidad. Un viejo apotegma dice: “Tú no hagas como aquel político que presumía de verdaderamente hábil porque al llegar a una encrucijada tomaba a la vez los dos caminos”. De seguir así, más pronto que tarde nuestro hombre de hierro terminará como caballero de la armadura oxidada.
Jorge Benítez Hurtado
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