Desde el estallido de la pandemia del coronavirus, la dinámica de convivencia en todo el mundo cambió de manera radical, desde que se anunció el primer fallecido a causa del Covid 19 este virus se volvió omnipresente en el globo terráqueo. Una parte de la población global se encerró en sus habitaciones, y con ello el trauma se apoderó de todos nosotros y aunque este panorama ha ido cambiando, pero no del todo.
Atrás quedaron los momentos más críticos de esta compleja realidad, especialmente cuando el drama y el dolor se apoderó en nuestro país, con una escalada de contagios incontrolable, e incluso con una tasa elevada de fallecidos, no significa para nada que hemos superado por completo la crisis sanitaria y luego de una tregua hoy se evidencia una escalada de contagios que preocupa a más de uno.
Es por esta razón que debemos hacer conciencia en los actuales momentos, en pensar que esta relativa calma que vivimos no es motivo para confiarnos y que podría dar paso a nuevas oleadas de contagios, que por cierto sería letal para un pobre y sufrido pueblo ecuatoriano, que dicho sea de paso se debate en una profunda crisis financiera. No queremos imaginarnos volver a los momentos críticos que vivimos cuando la pandemia estuvo en su estado más crítico.
Hoy nuevamente el COE nacional mantiene reuniones constantes y ha emitido una serie de medidas de bioseguridad; así como proseguir con el plan de vacunación, especialmente para aquellos que siguen renuentes. Por último, debemos promover entre todos una cultura de concienciación que equivale a mantener protocolos de conveniencia, entre ellos: los distanciamientos presenciales, uso de mascarillas, lavado constante de manos, evitar reuniones sociales y aglomeraciones, en fin actuar con sensatez y con sentido común, entonces evitar la propagación de este virus mortal solo está en nosotros.
Sybel Ontaneda Andrade
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