Los tontos útiles

Mayúsculas palabras las que definen mi nuevo artículo, en conjunto, la frase, aunque corta, denota elocuencia frente a lo que se quiere expresar, desde su concepción el tonto útil “No es más que un desconocedor de las viles intenciones de los dirigentes o partidos que son cercanos a una ideología política”.

Es importante citar que esta definición no es nueva, es muy antigua, quizá su mayor protagonismo se dio bajo el régimen comunista de Lenin, quien, frente a la obediencia ciega de sus camaradas, aunque muchas veces en desacuerdo con él, seguían ciegos los postulados del partido.

En la actualidad los tontos útiles son favorables a cualquier tendencia política y muy masificados en países donde las democracias son inestables, como es el caso de Latinoamérica, factores como la baja calidad de la educación y la carencia de identidad, los convierte en presa fácil de la manipulación, el despojo y la miseria, incluso arrastrándolos al extremo de perder su propia dignidad.    

Brecht, Bertold establece que “Quien ignora la verdad es un iluso, pero quien conociéndola la llama mentira es todo un delincuente”.

Bajo esta actitud se puede permitir de todo en un Estado, desde el totalitarismo, hasta romper con el régimen democrático, como se observa en Latinoamérica, por supuesto con la complicidad de sus ciudadanos y avalados por los medios de comunicación, como es el caso de Colombia.

Ciegos y torpes, los tontos útiles creen o piensan estar defendiendo una causa o sus legítimos intereses, incluso en está apología se ven inmiscuidos movimientos y organizaciones, que caen fácilmente en las artimañas de otras organizaciones, por lo general de tipo político, sin siquiera darse cuenta, esto, en la medida que les permitan alcanzar ciertos objetivos que los favorecen, así sea, por un determinado tiempo. 

Pablo Ortiz Muñoz        

acuapablo1@hotmail.com