El trabajo a nivel mundial es conocido como un derecho que todas las personas exigen y esperan conseguir. En muchas legislaciones se establece como obligación de las personas trabajar. Hoy que recordamos el día del trabajador y del trabajo como conmemoración de los mártires de Chicago en 1886 por haber luchado por las conquistas laborales, que posteriormente serían reconocidos en las constituciones y legislaciones de todo el mundo.
En muy pocas ocasiones se reconoce al trabajo como una virtud, como un valor del ser humano. El trabajo debe ser una actividad que se ejerza con alegría, esmero, voluntariedad, dedicación, cumplir las labores que le corresponden y que sean propias de la función.
No es posible exigir derechos cuando no cumplimos las obligaciones. Todo trabajo es digno y el ser humano no debe sentir afrenta por ejercer ningún tipo de labor. La satisfacción de tener trabajo no debe estar dada por el tipo de trabajo que se realiza, sino por la satisfacción de hacerlo.
El trabajo debe ser fomentado como valor de las personas, porque cuando se trabaja en la actividad que a uno le gusta, se lo hace con alegría, aunque no sea el mejor remunerado. Fomentemos el trabajo como virtud sin exigirlo como derecho y menos aún si no lo cumplimos nuestras obligaciones.
Manuel Salinas Ordóñez
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