En los últimos días, el cantón y provincia de Loja han sido escenarios de incendios forestales devastadores que han puesto en evidencia la vulnerabilidad del territorio frente a las catástrofes naturales y la necesidad de una respuesta ágil por parte de las autoridades. Miles de hectáreas de bosque han sido consumidas por el fuego, afectando no solo la biodiversidad, sino también la calidad de vida de las comunidades.
Ante estas situaciones, es imperativo que las autoridades locales y nacionales actúen de manera inmediata. La declaración de emergencia no puede postergarse, ya que es esta la herramienta clave para movilizar recursos, coordinar esfuerzos interinstitucionales y desplegar equipos especializados que detengan el avance de las llamas. Sin embargo, en Loja hemos sido testigos de una respuesta tardía y, en ocasiones, insuficiente, lo que ha agravado los impactos sociales y ambientales. Un claro ejemplo es lo que sucedió meses atrás con el cantón Quilanga, hasta el momento miles de familias siguen en el olvido.
Las autoridades deben asumir el compromiso de realizar una reforestación a gran escala en las áreas afectadas. Esto no solo contribuirá a la recuperación del ecosistema, sino que también será una medida esencial para reparar a la naturaleza. Loja no puede permitirse perder más tiempo; la reforestación debe convertirse en una prioridad inmediata, más aún después de los desastres recientes. Este esfuerzo debe ir acompañado de una política ambiental sólida que garantice la protección y el manejo sostenible de los recursos naturales.
Además, debe darse prioridad para solucionar, atender y reparar a las víctimas de los incendios forestales, condonando deudas como en otros casos, incentivando con medidas económicas flexibles a quienes han perdido ganado, sembríos y sus hogares.
Loja necesita acciones y no solo motivaciones.
Daniel González Pérez