A mediados del mes de octubre se conmemora el día internacional de la mujer rural, pero ¿cuál es su situación actual?
En Latinoamérica, desde muy temprana edad, las mujeres rurales inician a laborar arduamente, muchas de ellas, a más de ser las responsables de gerenciar el hogar, de la educación de los hijos e hijas, se encargan de cultivar la tierra en sus huertos y criar animales de granja. Según datos de la Organización de Naciones Unidas, las mujeres representan aproximadamente el 45 % de fuerza laboral en el ámbito agrícola; sin embargo, la mujer campesina sufre de una persistente discriminación, desigualdad y violencia intrafamiliar, aspectos que, parecería, se encuentran incrustados en la psiquis de la sociedad y de segundo plano en las políticas públicas estatales.
El Estado ecuatoriano ha efectuado tibios intentos para revertir esta problemática, por ejemplo, BanEcuador oferta un crédito productivo denominado Super Mujer Rural, con el objetivo de impulsar el emprendimiento de las mujeres campesinas, con asesoramiento técnico del Ministerio de Agricultura y Ganadería. Por lo expuesto, resulta relevante el apoyo a la mujer rural para lograr una agricultura resiliente e integral, desde la cual se concrete un cambio de paradigma, donde a través de la visualización del trabajo de las mujeres campesinas y del empoderamiento de la mujer rural, se logre construir un modelo sostenible igualitario, tal como lo establece la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Benjamín Ludeña Guamán
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