La Asamblea General de las Naciones Unidas, en la Declaración de los DD. HH., definió a la libertad de expresión en su artículo 19: […]“como el derecho de las personas a no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.[…] Un campo muy amplio, pero a la vez, de altísima responsabilidad y de arduo trabajo en el ámbito de la investigación y la correcta contrastación de la información; con propiedad dice Chris Hardwick: […]“Ya no estamos en la era de la información. Estamos en la era de la gestión de la información.”[…] Hoy, corresponde buscar la información, procesarla, contrastarla, compararla, y emitir un criterio que constituya un aporte, no aquella vanidad periodística de la primicia, que no es otra cosa que el sensacionalismo procaz, o la figuración de la mediocridad.
Actualmente, el discurso de odio se ha convertido en un fenómeno grave que afecta a la sociedad en su conjunto, lesionando significativamente al goce del ejercicio de derechos a la igualdad, la libertad y la participación política. Por tanto, existe una línea muy delgada y riesgosa entre el derecho a la libertad de expresión y los límites a ella… basados en el discurso de odio, que, por ahora, en esta campaña electoral, constituye el eje transversal de los populistas de tarima; dice Archibald MacLeish: […] “Un hombre que vive, no por lo que ama, sino por lo que odia, es un hombre enfermo”.
Con estos antecedentes debemos definir los límites y alcances del derecho a la libertad de expresión cuando esta se convierte en incitación al odio, que con mayor frecuencia se presenta en las redes sociales. En la actualidad la relación entre la libertad de expresión y el derecho a no ser discriminado -producto de la incitación al odio- representa una de las mayores confrontaciones en las redes sociales. La tarea no es fácil, la campaña será de figuras y no de ideas, de insultos y no de propuestas, de odio y no de soluciones; aún hay tiempo para cambiar esta relación de odio y discriminación, para que esto suceda les deseamos: …buen viento y buena mar.
Lenin Paladines Salvador
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