Nuestro hito histórico está en peligro, la ceguera nos ha hundido estrepitosamente en lo más profundo del abismo social y político. Ésta patria humilde pero vigorosa, está perdiendo su batalla. Es momento de conocer a fondo nuestro patrimonio lojano, de dejar atrás las deidades y los cúmulos reiterativos de pensares infundados cual resonar en el acantilado donde no existe eco alguno. Los vicios de la política del saqueo, de la viveza criolla y el desfalco al Estado, cada vez más institucionalizados como herramienta para captar seguidores sin principios, nos han condenado. La globalización y su modernización digital nos consumen, volviéndonos sensibles a lo trivial, a propuestas carentes de objetividad. Hoy por hoy proliferan mesías oportunistas, conquistadores falsos que se dicen amigos de todos y de nadie, personajes que han corrompido y polarizado a la sociedad lojana, sumiéndola en un letargo profundo. ¡Es cierto!, son afuereños de la política, su desconocimiento está evidenciado en sus acciones y en la ceguera de sus supuestos aciertos que solo agravan una problemática ya insostenible. Recuerdo lo escrito por Benjamín Carrión, hoy más vigente que nunca “Ya no podemos cavar en la montaña del pasado, oscurecida intencionalmente por pseudopolíticos para descubrir la verdad de lo que somos”. ¿Pero que nos está pasando? ¿Acaso no nos preocupa que nos arrebaten nuestra historia, nuestra patria chica? Reconstruir nuestro comportamiento es reencontrarnos con nuestras raíces lojanas, conocer el tuétano de nuestra historia social y política. La tarea es romper este ciclo perverso en el que “Loja es una sociedad que se busca pero que no se encuentra”. Para lograrlo, debemos integrar en un solo haz la realidad humana, física, espiritual, junto con la vida institucional y jurídica, inculcando con sabiduría el amar lo nuestro, por una Loja grande, con igualdad, libre y justa.
Paúl Cueva Luzuriaga
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