La historia y tradición de la Feria de Loja, la más antigua del Ecuador, se ajusta al decreto del libertador Simón Bolívar firmado en Guayaquil el 28 de julio de 1829, mediante el cual se instituye la feria desde el 10 de agosto hasta el 12 de septiembre; y se dispone el traslado anual de la Virgen del Cisne a la ciudad de Loja, con cuya presencia a partir del 20 de agosto de cada año prácticamente se inicia la feria, que ha tenido varias etapas que configuran su historia y tradición.
Dicho decreto fue modificado en 1831 por el presidente Juan José Flores en el asunto de restituir al Cisne la fiesta del 15 de agosto, dejando a Loja la del 8 de septiembre. Crece en 1971 cuando el presidente Velasco Ibarra mediante decreto provee de recursos anuales para la construcción de un complejo ferial, la primera etapa se inauguró en 1984. Y se fortalece en 1973, año en que los gobiernos de Ecuador y Perú celebran el convenio que crea las ferias de integración fronteriza, con la finalidad de lograr el desarrollo socio-económico binacional. Se realizaron 17 ferias de integración fronteriza alternadas entre Loja – Piura y Machala – Tumbes, aunque después de pocos años se retomaron las ferias tradicionales.
El evento, llega al presente año 2024, con un notable impulso dado por la Corporación Ferias de Loja. Su actual director Ejecutivo, Diego Lara León, con capacidad y compromiso está consiguiendo optimizarla, aumentando su valor y trascendencia. Los resultados los puede percibir si visita la feria, cuya edición 195 fue inaugurada el jueves anterior.
Es oportuno sugerir se estime el horizonte de las ferias fronterizas. Loja fue sede de la primera feria binacional y nos hemos quedado con el honor y el membrete, tal vez porque nos falta comprender que la integración es el instrumento clave para el desarrollo de los pueblos. Las ferias son una oportunidad valiosa.
Adolfo Coronel Illescas