Inventario de necesidades (Parte 2 y final)

Luis Muñoz Muñoz

Decíamos en la  parte primera de este artículo, que entre otras cosas, acusamos el más alto índice de parasitosis en nuestra provincia de Loja, según los propios indicadores básicos de salud, debido a  la falta de dotación de un buen servicio de agua potable, empero  este problema no se soluciona durante décadas. También debemos referirnos al problema  de vivienda que  en su gran mayoría no tiene los servicios básicos y por lo mismo  no hay viviendas salubres y confortables o al menos con las condiciones higiénicas indispensables para poder ser habitadas bajo los parámetros  que exigen  en teoría las políticas de  salud. 

En fin sería demasiado largo ir enumerando nuestras múltiples necesidades, que inclusive a medida  que crece  la población se van incrementando, simplemente hemos presentado una ligera visión panorámica de nuestra realidad, lo que bien podría servir de diagnóstico para  que el Gobierno  Central,  nos atienda con prioridad y en estas fiestas nos entregue los recursos  para  su financiamiento, lejos  de  lanzar discursos patrioteros como nos tienen acostumbrados. 

Lamentablemente  el Gobierno Nacional y  los gobiernos  provinciales, al igual que el Municipio de Loja y los asambleístas de esta provincia,  son los responsables de  esta crítica situación, ya que su ceguera política no hizo posible que se actuara  con sentido  de Patria y amor al terruño que los cobijó y los vio nacer y es necesario  reparar  este daño, en el cual  tienen  gran culpa «los ilustres lojanos», cuyo paso por las instituciones públicas ha servido  para figurar y recibir  homenajes anticipados por  los «lambones» de siempre.

El mejor homenaje  que el Gobierno Nacional  puede rendir a Loja es «pagar la deuda social» que tiene  con nuestra provincia   y hacer realidad las obras postergadas  por décadas, debemos  reclamar con altura y energía el respeto a  la libertad y dignidad del hombre  lojano, exigiendo de pie lo que nos pertenece, civismo  que debemos  mantenerlo latente al igual que la tea  encendida de la libertad.

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