En 2016 sufrió afectaciones en su estructura y como salida emergente se colocó una estructura bailey. El MTOP-Loja no va más allá de las ofertas. Comunidad, preocupada.

Nueve años, aproximadamente, han transcurrido desde que un fuerte invierno comprometió la estructura del puente de hormigón armado de la parroquia Malacatos, del cantón y provincia de Loja. Diversas autoridades: locales, cantonales y provinciales, han pasado, sin que se logre la reconstrucción y más bien como medida emergente se colocó una armadura bailey que aún continúa allí.
Todo quedó en oferta
Víctor Llivisaca Zhingre, habitante de Malacatos, recuerda que el puente sufrió desperfectos en el invierno de 2016 y que, para solventar el tránsito, colocaron una infraestructura bailey el 19 de febrero de ese mismo año. Tres años después: el 27 de junio de 2019, el entonces director Distrital del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) de Loja, Walter Rojas, y las autoridades parroquiales se reunieron para socializar la obra de ejecución, pero hasta el momento no hay nada en firme.
El líder malacatense alerta un debilitamiento en las bases del puente de hormigón armado que amenaza con un socavamiento de mayor magnitud que, sumado a la fuerte estación invernal, puede llevar a un colapso total de ese viaducto. “Si las autoridades no actúan a tiempo, el puente corre un riesgo inminente”, precisa.
Vicente de Paúl Ochoa Lalangui, expresidente del Gobierno Parroquial, tampoco oculta su inquietud derivada del mal estado del puente, que comunica a Loja y Malacatos con el resto de parroquias surorientales y dos cantones de Zamora Chinchipe, aparte de la zona norte del Perú.
Accidentes de tránsito
“Cada vez que se visita al MTOP-Loja se manifiesta que ya arreglarán, pero hasta hoy la oferta no se plasma”, dice Vicente Ochoa y agrega que se colocó la estructura bailey para impedir que la de hormigón armado se vaya a pique y que así ha permanecido hasta el momento.
También habla que durante estos nueve años ha habido problemas, sobre todo en la circulación vehicular porque, al ser el bailey angosto, prácticamente queda reducido a un carril, entonces, a cada lado se debe esperar un espacio para cruzar hacia Vilcabamba y viceversa, incluso se han originado accidentes. Un semáforo colocado en algo ayudó.
El exdirigente parroquial comenta que las láminas de tol galvanizado del puente bailey, dado el intenso tráfico que se registra diariamente, que asciende a unos seis mil automotores, sufren desgaste y cada vez son cambiadas.
- VOZ
Han pasado nueve años y prácticamente nos hemos acostumbrado a esta situación”,
Vicente de Paúl Ochoa Lalangui, exdirigente parroquial