El Populismo, cierra y abre ciclos

A costa de errar en la generalización, pienso que los gobiernos latinoamericanos no transitan entre ideologías o pragmatismos teóricos, como muchos nos quieren hacer pensar. No venimos de una izquierda humanista y nos cambiamos a una derecha radical, o es muy simple pensar que hace 14 años iniciamos un socialismo utópico (del siglo XXI) y que hoy es el capitalismo bondadoso el que nos abraza.

Más bien el análisis que pretendo, es que el origen de los conceptos e ideologías, en la Europa de siglos pasados, sus academias y su proceso histórico, dista mucho de lo que hoy es Ecuador, Colombia, Venezuela o Brasil. Entonces ¿porque atizarnos en ideologías a las que no nos adecuamos por principio y forma?

La Realpolitik latinoamericana responde hoy a necesidades básicas insatisfechas, derechos vulnerados, un aparato estatal desordenado, y un odio político ya hecho parte del debate.  Es muy novelesco pensar que el pueblo en general responda al llamado de una hoz y un martillo, pero sí es verdad que se moviliza al demandar temas obligatorios para un gobierno (vacunas, trabajo, economía) y que aún están pendientes.

En Sindéresis, la ideología profunda cada vez recala menos en el elector, y más bien éste responde a discursos políticos que contraponen al pueblo contra sus enemigos; y como lo expone De la Torre, en América Latina aparentemente el enemigo del pueblo son las oligarquías y las élites.

Entonces ¿Qué efecto podría tener que el gobierno consolide una clase política con élites de la sociedad?

Exactamente, que el pueblo vea en su gobierno no una tendencia sino a su enemigo, y que en consecuencia abra el camino para el elocuente y oportuno líder social “caudillo”. Ese es el Populismo y uno de sus efectos.

Jorge Ochoa Astudillo

socjorgeochoaa@gmail.com