La ONU fue creada el 24 de octubre de 1945 después de la capitulación de Alemania que daba por terminada la segunda guerra mundial. Era necesario garantizar que no se volvería a sufrir una guerra de tal magnitud.
Se creó entonces el Consejo de Seguridad como organismo rector que velase por la paz y armonía entre los pueblos del mundo. Precisamente los cinco países del eje ganador de la guerra (Rusia, Estados Unidos, Inglaterra, Francia y China), serían los encargados de tan grande responsabilidad: velar por la paz mundial.
Pronto estos países se dieron cuenta de que una de las empresas más lucrativas, era la fabricación de armas. En este contexto, desarrollaron la industria de la muerte, como si se tratase de algo bueno para la humanidad.
Los encargados de velar por la paz mundial empezaron a vender armas a todos los países de este abatido planeta y cuando las compras desmayaban, entonces creaban focos de guerra entre países (generalmente problemas limítrofes) y nuevamente tenían compradores de armas a lo largo y ancho del planeta.
Evidentemente esto tuvo sus repercusiones: al asignarse presupuesto para las armas. Países pobres y desvalidos se volvieron más calamitosos al tener que mantener ejércitos en la mayoría de ocasiones innecesarios, dejando de lado la salud, la educación o la vivienda para sus pueblos.
Ahora nos queda claro que la segunda guerra mundial no la ganaron para bien de la humanidad sino para repartirse a la humanidad. Para, a través de las armas dominar y subyugar a los países más débiles.
Paradójico que quienes debían velar por la paz, hayan sido precisamente quienes hayan armado a un costo astronómico a casi todas las naciones de la tierra para sembrar la muerte y la inequidad.
Hever Sánchez M.
hever.sanchez@unl.edu.ec