Amante del baile y seguidor de la religión católica, estuvo a punto de ingresar al récord Guinness como el más longevo del mundo.

A las 09:00 del último sábado, 7 de noviembre de 2020, a los 120 años, falleció de manera natural Ignacio Aguilar, conocido por sus familiares, amigos, allegados, autoridades, como ‘Nachito’. Él vivió por el lapso de unos 50 años en el cantón Catamayo, en la provincia de Loja.
El hombre más longevo de la provincia
Oriundo del cantón lojano, Quilanga, saltó a la fama hace algunos años y su nombre sonó fuerte en medios de comunicación locales, nacionales e incluso del extranjero, por su particularidad de ser el hombre más longevo de la provincia de Loja.
Esto último puso a ‘Nachito’ en boca de todos y que llevó a la posibilidad de registrarlo en el récord internacional Guinness, objetivo que no se cumplió debido a los exigentes requisitos de esa organización, relacionados con la vida de Ignacio Aguilar, para declararlo el hombre más longevo del mundo. Al final, todo quedó allí.
No obstante, la popularidad del adulto mayor siguió en ascenso y cada día fueron múltiples las visitas a su domicilio, ubicado en la parroquia San José, a cinco minutos de la ciudad de Catamayo. Allí, todo el mundo habló de él, en particular sus compañeros del centro social ‘La Providencia’, que compartieron momentos de esparcimiento junto al típico personaje, a quien le encantó el baile.
‘El longevo más dinámico’
“Era el mayor de tres hermanos. Su jovial estilo lo conducía a realizar diversas actividades, desde la agricultura hasta las manualidades. La fiesta, el ritmo, la conquista y el exigente paladar, convirtieron a ‘Nachito’ en el longevo más dinámico y divertido a nivel mundial”. Así lo califica el comunicador social de Catamayo, Eduardo Valdiviezo.
María Teodolinda Lima, de 73 años y sobrina de ‘Nachito’, cuenta al comunicador social, Pepe Simancas, que fue como su padre porque la cuidó mucho cuando fue niña, al igual que al resto de sus familiares. Siempre estuvo allí con el consejo sano.
Tuvieron que dejar la tierra natal por la inclemente sequía y trasladarse a Catamayo para residir allí, no sin antes ver una fuente de trabajo que les permita subsistir. Se instalaron primero en el barrio La Vega y luego en la parroquia San José.
Cuenta que a ‘Nachito’ siempre le fascinó el trabajo, pasión que le permitió ganarse muchos amigos que lo buscaron para encomendarle tareas. La actividad la ejerció hasta 2018 que fue cuando su sobrina le prohibió hacerlo por su salud.
También fue integrante de ‘La Providencia’, donde compartió momentos de alegría, junto a sus compañeros, otros adultos mayores, considerablemente menores en edad a él. Hasta que un día, según cuenta María, mientras iba a la casa-hogar tropezó y cayó. Esto motivó a suspender la asistencia a ese local.
No escribía
‘Nachito’ no sabía escribir, tampoco oía y hablaba, pero descifraba el mensaje de su interlocutor, a través del movimiento de los labios. Así cuenta su sobrina, quien señala que balbuceaba una que otra palabra. También lo recuerda como un hombre muy “enamoradizo” y a su estilo siempre cortejaba a las mujeres, especialmente jóvenes.
Su alimentación se constituyó a base de mote, arveja, porotos, al igual que las legumbres. La dosis siempre fue tres platos repletos de sopa y un vaso de colada, eso le permitió adquirir fuerza para las labores de campo. Fue un hombre que nunca usó vehículo, ya que siempre le gustó caminar.
‘Ni un caramelo partido por la mitad’
María Lima cuenta que la posible candidatura del adulto mayor al récord Guinness también sirvió para que se tejan comentarios muy alejados a la realidad. Uno de ellos: una supuesta entrega de una vivienda, cuando “no le dieron ni siquiera un caramelo partido por la mitad”, aunque dice que alimentación le daban en el centro ‘La Providencia’ cuando iba.
También revela que la gente que lo rodeó a Ignacio Aguilar ganó dinero, a nombre de él y luego se alejó del lugar. Dice que llegó gente de Quito, de Santo Domingo, entre otros lugares, hablaba con el personaje y, finalmente se iba, sin dejar absolutamente nada, peor aún residencia alguna, asegura María.
Mariana Aguilar, otra sobrina, dice que la gente se portó ingrata y es más, durante el tiempo que permaneció enfermo en el hospital nadie se acercó a saludarlo. Acota que lo quiso como a un padre y que también por sus especial forma de ser. Iba todos los domingos a misa y hasta comulgaba. Lo hizo hasta días antes de su muerte.
Borraron su nombre
Mariana informa que nunca le dieron el bono de 100 dólares y que más bien de una lista lo borraron. Tanto ella como María agradecen el aporte del actual alcalde, Armando Figueroa Agurto, así como de su padre, Héctor Figueroa Cano, exalcalde, que, en su momento, ayudaron a ‘Nachito’. Siempre estuvieron atentos a su cumpleaños, al igual que personal del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES). No faltaron en esas fechas especiales los regalos y alimentos.
PARA SABER
Ignacio Aguilar fue soltero y no tuvo hijos.
CLAVE
Oriundo de Quilanga, residió por el lapso de 50 años en Catamayo.